BIOgrafía.

BIOgrafía.

BIOgrafía.
GUILLERMO LORENZO, ARTISTA INTER(in)DISCIPLINARIO.
Por Isabel Saavedra Robaina.

  1. A PROPÓSITO DE UN PROYECTO
    («Museo Canario del Cainismo»)

    La creación de un artista «inter(IN)disciplinario» como Guillermo Lorenzo (Las Palmas de Gran Canaria, 1961), poco comercial por autodefinición, supone un reto a la hora de plantear una exposición individual de carácter temporal. No obstante, en el conjunto de su dilatada producción artística, a día de hoy aún pendiente del reconocimiento, difusión y comercialización que merece, la propuesta denominada «Museo Canario del Cainismo» está inmersa en la tendencia que ha desarrollado en los últimos seis años con el diseño incesable de obras de enorme plasticidad, no carentes de una belleza visual asociada contradictoriamente a la fealdad de la mayoría de los conceptos que transmiten.

    Las imágenes procedentes de sus performances y acciones sonoras no son obras en sí mismas ya que, en última instancia, se convierten en registros y documentación de la verdadera obra que es la propia acción. Sin embargo, a partir de 2014, Guillermo Lorenzo desarrolla una plástica figurativa muy personal a través de la fotografía en primer lugar y, a continuación, mediante el modelado 3D, constituyendo notables excepciones respecto a toda su creación anterior.

    El proyecto de exposición temporal «Museo Canario del Cainismo» modifica intencionalmente el concepto tradicional de «indigenismo» mostrándonos un repertorio de aspectos, usos y costumbres de la sociedad actual, con sus virtudes, vicios y miserias, plasmados en sugerentes obras de diversas apariencias modeladas en 3D. La atractiva puesta en escena -a modo de piezas que transitan sobre un tablero de ajedrez, ya sean esculturas en impresión 3D o imágenes bidimensionales-, muestra distintas personalidades de rabiosa actualidad que circulan entre nosotros dando buena cuenta de la degradación de la sociedad de nuestro tiempo.

  2. ARTículum A MODO DE CURRÍCULUM 1

    El currículum de un artista es su obra, da igual con quién se haya acostado, si ha ido a la luna o se tiñe el pelo…

    Entre los creadores grancanarios de las últimas décadas sobresale por su personalidad e incesante producción Guillermo Lorenzo (Las Palmas de Gran Canaria, 1961), quien a sí mismo, como artista e individuo, se define como «explorador inter(IN)disciplinario».

    Formado de manera autodidacta en los diversos ámbitos creativos y culturales de Gran Canaria, desde hace más de treinta años su obra se relaciona principalmente con los territorios de la acción sonora y la performance. Al arte llega de la mano de la plástica y de las nuevas tecnologías, pues no en vano investiga y desarrolla su faceta creativa con ordenadores desde 1974. A pesar de constituir un claro ejemplo de las nuevas disciplinas artísticas basadas en los avances tecnológicos, es frecuente, no obstante, el uso de técnicas tradicionales tanto en su creación plástica como sonora. Cada obra es una conquista tecnológica. Pero no sólo se trata de controlar la tecnología, sino de darle un contenido o una idea.

    Su sistema de trabajo parte de la experimentación a nivel personal para mostrar al público un resultado artístico, y no sólo un producto de laboratorio o de un determinado programa informático. Es ahí donde intervienen sus diversas facetas, surgiendo sus creaciones de un complejo proceso caracterizado por insólitos argumentos conceptuales reflejados en los títulos/juegos de palabras de especial significado para él, y por el diseño de procedimientos que manipulan el sonido a su voluntad, confiriéndole si es su deseo un tratamiento a veces más plástico que compositivo.

    El experimento puede dar lugar a la creación, si hay un artista detrás… Muchas de sus obras son hechos «pequeñamente históricos», sucesos puntuales que se recuerdan y difunden de manera diferente a la que se crea, pues difícilmente se reharán con posterioridad. Es por eso que gran parte de su producción se mantiene al margen de las líneas habituales de difusión de la obra de arte (museos, galerías, salas de concierto…) y, en consecuencia, de las corrientes comerciales.

    Su primera exposición individual tiene lugar en 1984 en la Casa de Colón de Las Palmas de Gran Canaria, donde ya incorpora música «modificada», preparando el espacio para una instalación. Su especial dedicación al territorio de la acción sonora y la performance se produce a partir de 1991 con las obras Arena, agua y color, Desah y San Borondón, todas ellas con la incorporación de música electroacústica. Tras éstas, llegaría la acción Telenoia (fax y música remota) y Naturacción (esculturas y música).

    El Festival Internacional de Música Electroacústica CIME-UNESCO del año 1997 en Las Palmas de G.C. (Punto de Encuentro), acoge su ballet-acción-instalación Diálogos en San Borondón, en el que reconstruían los espectadores el rastro blanco marcado con cintas de los intérpretes que deambularon primero por el espacio seleccionado, mientras las sonoridades eran producidas en base a la descomposición de la voz, exagerando ciertos matices hasta la saciedad.

    Pero se convierte en obra pionera de este Festival la performance sin tiempo / sin importancia, al usar por vez primera el movimiento del público en la modificación del sonido, a través de una cámara de video conectada a un disparador de eventos midi en siete zonas de movimiento y siete canales de sonido (tres a cada lado y uno frontal). Aún cuando ya existían intentos de laboratorio que relacionaban el movimiento con la generación sonora, fue éste el primer concierto público en el que se mostró este proceso a nivel internacional.

    En 1998 lleva a cabo en el Conservatorio Superior de Música de Las Palmas el estreno del concierto-performance 6/8 de hora, en seis partes de seis octavos de hora para seis pianos y seis grupos de seis personas.

    En el contexto de las Jornadas de Música Electroacústica Espacios Sonoros organizadas por PROMUSCAN y celebradas en el CAAM en abril de 2003, participa con la performance En danza de mono y la acción-instalación Cumulatio fracta, una memoria sonora, ambas relacionadas entre sí por procesos conceptuales comunes y estructuradas en base a los elementos de la serie de Fibonacci. La segunda homenajea conceptualmente a todos aquellos artistas que rescataron el concepto «sonido» del mundo musical, convirtiendo a este elemento en un verdadero «arte sonoro» independiente del mundo de los -hasta ese instante compositores, con especial referencia al gran antecedente Manifiesto dell’arte dei rumori de Russolo.

    En su triple obra Gemelar, estrenada en el CAAM en 2003, los mismos elementos cambian sus medios de expresión (instalación, acción, video), desarrollando procesos sonoros sobre sinónimos de la palabra «gemelar» y poniéndose en funcionamiento a través del habla.



    Un ejemplo de obra transmedia, quizá la primera como tal de Canarias, es su infografía sobre dibujo de tinta sobre papel (2004), cartel del XXI Festival de Música de Canarias de 2005, pues forma parte de un constante proceso de transformación e intercambio entre el mundo analógico y digital, entre lo plástico y lo sonoro, que no acabará nunca. En re cum re (2005) inventa varios instrumentos, como un punzón sobre una lámina refractaria sensitiva que según la presión de la escritura genera un rastro acústico vocal determinado, a la vez que manos y letras generan texturas sonoras en función de su posición sobre un tablero de cristal sensible a la luz mediante una cámara.

    Por su parte, a pARTy (2005) constituyó un concierto-performance radiofónico y de net.art que representó a Las Palmas de Gran Canaria y a España en el 1.000.043 aniversario del arte. Durante 20 minutos, desde el estudio del creador se emitieron una serie de acciones sonoras y acciones visuales. Incidiendo siempre en lo novedoso de este creador, tal vez debamos considerar esta obra como la primera performance emitida desde Canarias a nivel mundial por Internet y por satélite a través de RNE.

    En la última década, Guillermo Lorenzo fundamenta gran parte de su obra en su lucha como vecino del Palacio de Justicia de Las Palmas de Gran Canaria denunciando la corrupción que él refiere como «burguesía judicial, no sin el escarnio social tan cómplice en tapar y beneficiarse de la corrupción, connivencia, y todo tipo de recursos para multiplicarse como peces o salmones, según el caso del color de su manada, que normalmente es de quinientos morados, una medalla por portarse bien y por la que cobrará más cada mes, un ascenso, un destino… Esa diferencia entre los cómplices/cloacas perjudica y expulsa al resto de la sociedad honesta que a duras penas llega a fin de mes».

    Comenzaba ya su denuncia durante su participación en la Primera Bienal del Paisaje de Canarias (2006), con la performance nÁuta, conocida asimismo como Burbuja Inmobiliaria, donde denunciaba ante la crítica artística la perversión del sistema.

    La colección de 64 epigramas que forman parte de la performance Al jardín del Palacio de Justicia le han salido brotes verdes en el bolsillo (2012) es accesible solo a través de unos códigos QR legibles por los smartphones. Dichos códigos, a modo de cartelas de plantas de jardines, hacen referencia al Tribunal Superior de Justicia, a la Audiencia Nacional y al Tribunal Supremo.

    El tríptico Tótems de 2014 habla sobre el concepto de patria y de los poderes que la controlan, con imágenes revestidas por la capa de la impunidad, habitualmente referida a la justicia, pero no solo a ella. Es tal vez a partir de este tríptico cuando se produce un cambio en la representación plástica de Guillermo Lorenzo, toda vez que elige el modelado 3D como técnica artística preferida para visualizar su universo creativo. Con El árbol de la vida (2018), inspirado en el proyecto de paz Kaki Tree Proyect, representa a toda sociedad que ha de caminar hacia la paz, respetando las reglas, en paralelo al progreso y a la prosperidad. Las raíces son nuestra dimensión terrenal, el arcoíris es el puente al paraíso, la copa del árbol.

    Para finalizar, tres piezas de Guillermo Lorenzo fueron seleccionadas para la exposición FEAR de la Galería Volition de Nueva York en octubre de 2019. En opinión de la comisaria Sona Viola, «su obra de arte es muy singular y cuenta una historia muy valiente». Con un marcado carácter de denuncia, la primera de ellas se titula Socorrismo judicial y policial (el ataque del corporativismo judicial y sus cloacas). La segunda, Vulnerable (cuando eres tú frente a los demás), y la tercera, Paseando mi estrella (cuando la lucha por mejorar la sociedad saca lo mejor que hay en ti, o te suicidas). «La corrupción me inspira», sostiene el artista, y recalca que «la metáfora del tríptico Mientras Vuelo, en su significación coincidente al Día de la Hispanidad como conquista/abuso de poder, y la figuración en la diáspora que provocan determinadas persecuciones políticas/sociales en las que la corrupción -la gran marca española actual- provoca la expulsión de la sociedad de diferentes maneras de quienes la denuncian».2

  3. RELACIÓN CON LA DANZA

    Su relación con el mundo de la danza comenzó participando activamente en los talleres de música con ordenador y música electroacústica del Laboratorio de Informática y Electrónica Musical (LIEM) del Centro de Arte Reina Sofía, coordinados por Juan José Falcón Sanabria e impartidos por Adolfo Núñez y Cárlos Céster. Tras este periodo, compuso obras para diversas compañías (Kokoro, Contradanza, Aída Lustres, etc.), además de incorporar esta disciplina a sus performances.

    Su Concierto de acciones (1992) causó un fuerte impacto por su concepción, destacando su coreografía con escaladores suspendidos en el aire. Asimismo sus colaboraciones han sido destacables llegando a incorporarse como miembro de danza en la fase de concepción: «Tenía que saber qué era lo que hacían, movían, sentían, para poder crearles la música o modificarla con dicho feedback».

    Para comprender el contexto de sus obras llamadas Metabolismo sonoro hay que señalar que son piezas coreográficas cuyos movimientos provienen de ciertas reglas que responden al sonido -que portan los actuantes provistos de altavoces-, de tal manera que difunden y espacializan el sonido en el entorno donde la performance se realiza. Por tanto, Metabolismo Sonoro proviene de la experiencia adquirida del mundo de la danza.

    Algunas obras han sido utilizadas en iniciaciones masónicas de diversas logias canarias, tanto de la Gran Logia de España como del Gran Oriente Francés. Su obra VII a tres ( título que se obtiene de las mismas letras de la palabra “revista”), ha sido interpretada por los tres fundadores de la logia Luz Atlántica. Esta pieza se estrenó en el Círculo de Bellas Artes de Madrid en el concierto electroacústico del VII Festival Internacional de Arte Sonoro y Música Electroacústica Punto de Encuentro (1998).

  4. CONSCIENCIA DEL ARTE ACTUAL

    Para Guillermo Lorenzo, el arte, actualmente, se contempla con demasiadas prisas debido a lo inmediato, la moda y el narcisismo. Quien prefiera considerar el arte como un prisma de obra-comercio-inversión, se pierde la verdadera función histórica y artística del hecho no comercial. Su participación o diseño de eventos «pioneros» que luego fueron fagocitados por otros intereses no siempre artísticos, nos ofrecen una reflexión a propósito de la creación. En sus palabras: «Soy de esos artistas de estudio a la búsqueda de nuevas herramientas expresivas de lo inmaterial. La única manera de comprender mi creación es entenderla como proyectos, donde la expresión no es la obra en sí misma. Cuando en 1997, hice aquella pieza sonora, cuyo instrumento era una cámara, me convertí en “pionero” por no haberla hecho hasta entonces nadie y solo se valoró de esa manera. Sin embargo, no se comprendió que era una búsqueda de la filosofía de Malebranche sobre la estructuración del conocimiento: sensación, memoria y la idea pura. Dicen que me parezco a un personaje del Greco, a quien le preguntaron el por qué pintaba así y les contestó “porque me da la gana”. Será por eso que también hago lo mismo…»


    1 http://guillermolorenzo.com/a-modo-de-curriculum/, a 21-XII-2020. Véase, además, SAAVEDRA ROBAINA, Isabel: «Guillermo Lorenzo y el arte sonoro», en Contemporánea, n.º 0. Las Palmas de Gran Canaria, octubre de 2005, pp. 138-142.

    2 http://www.eldiario.es/canariasahora/cultura/guillermo-lorenzo-fear-volition-york_1_1335218.html, publicado el 30-IX-2019, consultado el 21-XII-2020.